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¿Por qué son tan importantes las preguntas de tu asesor inmobiliario?

  • Foto del escritor: Yaima Mollinedo
    Yaima Mollinedo
  • 9 jun
  • 2 Min. de lectura
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Hay una escena que se repite más de lo que uno quisiera: una persona busca su casa soñada, visita propiedades durante semanas, se ilusiona con una en particular… pero al momento de avanzar, se da cuenta de que no puede pagarla. O peor: se enamora de una vivienda que estaba completamente fuera de su presupuesto desde el principio, y a partir de ahí, ninguna otra propiedad le parece suficiente.


Este tipo de experiencias suelen generar frustración, pérdida de tiempo y, en muchos casos, desconfianza en todo el proceso.


Por eso, una de las herramientas más valiosas que tiene un buen asesor inmobiliario no es una llave, ni siquiera una propiedad espectacular: es una pregunta.


Cuando un asesor te pregunta cuál es tu presupuesto real, no lo hace por curiosidad, ni para limitar tus opciones, sino para protegerte. Para enfocarse en lo que sí es posible. Para ahorrarte desgaste emocional. Para no mostrarte castillos cuando estás buscando un hogar.


Un buen asesor sabe que detrás de cada número hay una historia: un ahorro de años, un préstamo familiar, un crédito hipotecario, una decisión de vida. Por eso, necesita claridad y sinceridad. No para juzgar, sino para ayudarte.


En cambio, cuando el proceso se inicia sin una conversación honesta, el riesgo de tomar decisiones poco realistas crece. Se pierde el norte. Y lo que debería ser un camino hacia un nuevo comienzo, termina sintiéndose como una carrera cuesta arriba.


Un buen asesor hace preguntas clave desde el primer momento:

  • ¿Qué estás buscando realmente?

  • ¿Cuál es tu presupuesto ideal y cuál el máximo que estás dispuesto a invertir?

  • ¿Qué aspectos no son negociables para vos?

  • ¿Qué te haría sentir en casa?


Estas preguntas no son triviales. Son la base para crear una experiencia de compra que tenga sentido. Para cuidar tu energía, tu inversión y tus emociones.


Porque al final del día, comprar una propiedad no es solo una transacción: es una decisión de vida. Y un buen asesor está ahí para guiarte con honestidad, empatía y estrategia. Todo comienza con una conversación sincera.

 
 
 

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